viernes, 24 de febrero de 2012

Usaré lentes a medida

Pensé que ser corto de vista era un castigo para los niños que no comían las zanahorias, por eso yo siempre me comía todo lo que podía, incluso a veces me las comía crudas. A medida que fui creciendo creí tener buena visión, iincluso me reía de mis amigos y de las personas que utilizaban lentes. Les decía "cuatro ojos" o "Jorguito", siempre me burlé de ellos, nunca les tuve piedad.

Cuando mi hermano creció también tuvo que usar lentes porque sus ojos lagrimeaban mucho cuando leía o cuando pasaba mucho tiempo pegado jugando en la computadora. Ahí entendí que usar lentes no era tan malo como parecía, a mi hermano le caía bien, le daba cierta intelectualidad y le hacía parecer más serio.

Sin embargo, yo estaba convencido de que no quería usar lentes jamás, hasta que fui a dar mi examen médico para sacar mi brevete y fue todo una pesadilla. Pasé por varias pruebas, casi todas la pasé, excepto el visual. Hicieron que nombre letras que estaban ordenadas en filas. Cada fila era mas chiquita a la anterior. Eran siete. No llegué a leer todas, sólo lei las cinco primeras y después empecé a ver borroso. Mi ojo izquierdo veía muy borroso, se me hacía dificilisimo deletrear, pero mi orgullo me obligó a seguir, y aunque no veía intenté adivinar.


La doctora se dio cuenta de mi viveza y me dijo que no estaba apto, que volviera con lentes de medida. Me quedé helado, hasta ese entonces pensé que tenía buena visión. No me imaginé llegar al punto de tener que utilizar lentes por obligación. Cuando estaba a punto de irme, la señorita que me atendió me dijo que mi mala visualización al momento de deletrear quizá se debió por haberme desvelado la noche anterior. Eso dificulta la visión.

Eso último me dejó tranquilo, pensé que quizá no necesitaba lentes y que todo era cuestión de acostarme temprano y no quedarme en Facebook hasta la madrugada conversando con mi novia.

Así que volví decidido al día siguiente, dormí mis ocho horas completitas y volví a dar mi examen visual, pero el resultado fue el mismo, no lograba ver las letras pequeñitas. Me sentí mal. El eco de tener que usar lentes para poder sacar mi brevete pasaba por mi cabeza una y otra vez. No me imaginaba con lentes. No podía ser que un chico que detestó toda su vida esos malditos habitos de niñito nerd ahora tenga que parecerse a uno de ellos. Lo peor es que si logro sacar mi brevete saldrá que tengo que manejar con lentes. ¡No puede ser! Cómo un corredor tan fabuloso y bravo como yo va a manejar con lentes, yo que he subido al terrible Indy Car del Daytona Park va a manejar bajo esa humillación, yo que fui uno de los más avezados conductores que ha tenido los carritos chocones del Play Lan Park va a tener que manejar con lentes ¡es el colmo!

A veces dudo que la vida sea justa.

Cuando fui a ver la monturas, no me gustó ninguno. Los vi todos iguales. Como nunca había usado lentes de medida no tenía ninguna montura favorita. Todas me daban igual. Encontré una que me gustó poco, pero como a mi novia le gustó más que a mí, me parecio que estaría bien, después de todo ella también decide en mi vida. Lo malo es que el precio de la montura y de la resina pasaban el presupuesto que tenía. La plata no me alcanzaba. Me fui triste porque pensé que la plata no me alcanzaría para nada, me desilucioné y pensé que no encontraría otro mejor, pero me equivoqué.

Al final, cuando estabamos aburridos de todo y yo estaba a punto de tirar la toalla, entré a una tienda de óptica que llamó mi atención por la oferta que ofrecía en la entrada. Y ahi fue, no pasó mucho rato para encontrar los lentes que me usaría a partir de hoy. Era unos de montura blanquita con plomo. ¡Pajaza! No lo dudé y le dije a la señorita que me antendió que esa me llevaría. El precio también pasaba de lo previsto pero no me importó, igual me los quise comprar. Luego pasé a que vean qué medida necesitaba. El doctor que me atendió fue muy amable. Para aparentar cierta viveza le dije que cuando era niño veía perfectamente, y que a medida que fui creciendo tuve problemas para ver bien, pero él, siempre astuto y con más conocimiento que yo, me dijo que ser corto de vista no es un mal que se genera con los años, sino que uno nace con ello, o sea que yo fui así toda la vida. Me avergoncé un poquito. Me reí y empezamos hablar de otras cosas. Me fui feliz. Ahora es cuestión de ir a recoger mis lentes para ponermelos. Ya quiero tenerlos, me da curiosidad ver cómo me quedará. No me imagino salir por la calle con mis lentes, me sentiré raro. Pero imagino que me acostumbraré...

1 comentarios:

Unknown dijo...

y sacaste el brevete centa ya q paso algo parecido y jale las 3 veces chessssssss

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