jueves, 24 de febrero de 2011

Un poquito de mí

Mi personalidad no es un asunto que me agrade tocar, pero creo que es mejor burlarme de mí mismo antes que otros lo hagan.

Naranjo, Naranyo, Oranyo, Gudis, Pinki, Eduardín, Maricus, Ollita, Tula, Lalo, Aguayo, todo el mundo me llama como le da la gana, incluso mi enamorada me llamaba (cuando éramos amigos): Mosqui o Pavo. No entiendo de dónde las personas se inventan tantos pseudónimos para mí. No creo merecerlos, o al menos no tantos.

Para empezar, me gusta que me llamen por mi segundo nombre: Eduardo.

Soy un tipo muy aburrido. No me gusta que me molesten pero me encanta fastidiar. A veces soy insoportable. Me gusta llevarme mal con las personas, lo malo es que nunca lo logro. Me gusta estar solo, vivir en soledad y vivir de manera austera.

Me gustan los desafíos, pero no me gusta cumplirlos. Me gustan los momentos tiernos, pero raras veces los vivo. Me gusta la música clásica, pero me avergüenzo cuando me descubren escuchándola. Soy sincero, pero pocas veces me creen. Escribo en un blog personal, pero todo el mundo me lee por el Face. No me gusta tomarme fotos. Soy llorón. Me gusta hacer locuras, pero no me considero un loco. Me gusta el verano, pero detesto el sol. Me gusta hacerme el fuerte, pero tengo el corazón blandito.

Me gusta escuchar música, pero no la que yo escucho. Me gusta las reuniones familiares, pero no me gusta estar con mi familia.

Soy orgulloso, pero no me gusta ser indiferente. Soy cariñoso, pero me intimida demostrarlo.
Mis amigos siempre me piden consejos de amor, pero yo no sé nada del amor. Me considero un mal amigo.

Soy soñador, romántico y comprensivo, pero a veces lo dudo. Me gusta vestirme bien, pero siempre me visto mal.

Detesto a las personas que te palabrean y te pintan una realidad inexistente, aunque mis amigos dicen que yo soy una de esas personas.

No me gusta que lean lo que escribo pero no puedo dejar de publicar. Me gustan los poemas, pero no los míos. Siento que los poemas conservan más sentimientos que un manuscrito, pero siempre hago manuscritos y raras veces poemas.

Detesto perder el tiempo porque siento que mi vida se echa a perder, pero siempre el ocio me gana y termino haciendo nada. No me gustan las fiestas ni las discotecas ni las celebraciones.
Tengo los peores amigos del mundo, pero para mí son mejores. Siempre he tenido mala suerte, pero yo no creo en la suerte. No me gusta creer en mí porque siento que me miento.

Siempre busco consejos en los demás, pero nunca les hago caso. Me gusta ser independiente, pero muchas veces dependo de mis sentimientos. Me gusta soñar, pero detesto dormir.
No me gusta comer, me gusta empalagarme. Me gusta demostrar lo que siento, pero lo hago de vez en cuando. Soy inquieto. Algunas personas dicen que escribo bien pero yo no les creo. Me considero un mal escritor. Nunca he ganado nada, solo castigos y reproches. No me gusta ver triste a las personas, pero a veces yo las hago sentir mal.

Me gusta contar chistes y hacer reír a los demás, pero siempre fracaso y terminan riéndose de mí. Soy pesimista, pero siempre le digo a mis amigos que todo irá bien.

Me gusta hacer postres, pero no sé prepararlos. Me gusta dibujar pero he dejado de hacerlo. Soy miedoso, pero muchas veces finjo no serlo. Detesto ser valiente.

Me gusta que me reconozcan, pero no que me conozcan. Quiero vivir para siempre, pero sé que moriré antes de llegar a los 50. Quiero casarme algún día, pero no religioso ni civil. Soy autodestructivo. Me gustan los dulces y el jugo de naranja. Me da miedo la oscuridad, pero me encanta la noche. Me gusta ganar, pero nunca he ganado nada. Me gustan las novelas (de chiquito las veía, ahora de grande las leo). Me gusta ver parejas de ancianos por la calle cogidas de la mano porque sé que yo no llegaré a lo mismo. Me gusta pasear, caminar, jugar y bailar, pero desde mi imaginación. Me gusta la música romántica, pero no sufrir por amor. Soy predecible, pero muchas veces nadie sabe lo que me pasa.

Odio los teléfonos, pero no puedo vivir sin ello. Soy tímido, pero nadie me cree. Me gusta ver el cielo y perderme en mis pensamientos. Me encanta escribir. Me gusta que las personas expresen lo que sienten, los hace más nobles y valientes.

Me gustan los viajes, pero no me gusta estar lejos de casa. Soy travieso, aburrido y un poco mitómano.

Detesto la impuntualidad, pero yo siempre llego tarde. Me gusta conversar con gente adulta, pero no que ellos conversen conmigo. Me gusta comer dulces mientras escribo. Soy delgadito, pero me importa poco. No me gusta que las personas piensen bien de mí, pero al final terminan haciéndolo. No creo en Dios, pero me da miedo el diablo.

Soy muy tolerante, pero detesto esperar. Quiero mucho a mis padres, pero me gustaría vivir lejos de ellos. Me gusta gastar, pero nunca tengo dinero para hacerlo.

No sufro de amnesia, pero suelo olvidarme muchas cosas. Me gusta que me escriban pero nadie lo hace. Me gusta vivir, pero a veces prefiero estar muerto. Me gusta todo aunque no tenga nada. Soy superficial, pero me importan más los sentimientos. Soy perseverante, pero muchas veces me rindo fácil. Me gustan los colores suaves, pero todo el mundo me jode con el negro. Odio cortarme el pelo, pero voy a cada rato a la peluquería.

Si fuera mujer nunca me fijaría en mí.

No me gustan las personas vulgares, pero adoro cuando mis primitas dicen alguna lisura. Soy burlón, pero no me gusta que se burlen de mis amigos.

Tengo baja autoestima, pero siempre aparento lo contrario. Había dejado de creer en el amor, pero estoy enamorado. Tengo el corazón pequeño, pero con suficiente espacio para querer como nunca nadie lo ha hecho.

Soy intuitivo, ingenuo y atrevido, pero sólo cuando me lo propongo. Tengo muchas cualidades, pero todavía no las conozco.

martes, 22 de febrero de 2011

Poema XV

Tu mirada almendrada, fija y soñadora como ninguna,
Tiene el recuerdo de un futuro improbable, uno que nunca existirá
Pero que, sin embargo, yo ya guardo recuerdos.

Tus labios de líneas curvas, como silueta de guitarra,
Me envuelven en su inquietante travesía cuando rozan con los míos.

Eres indescifrable y tan sencilla como un anillo.
Conservas sueños interminables en los despertares crepusculares
Y juegas a ser la princesa de un sueño infinito.

En los días de soledad, tu recuerdo disipa toda tristeza,
Y empiezo a extrañarte, con tan solo un suspiro.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Febrero y sus consecuencias

Estos días he visto a mis amig@s escribiendo en el Facebook poemas, dedicatorias y mensajitos de amor. Yo leía y comentaba lo que escribían. Me reía sin sentido y me imaginaba lo que el amor les hacía hacer, pero en el fondo algo andaba mal. Pese a mis risas y a mi buen humor, sentía que algo no estaba bien, que mi equilibrio emocional me jugaba una mala pasada cuando veía a otras personas enamoradas. A veces me cuestiono tontamente: ¿por qué yo no me enamoro también? ¿Acaso es miedo? ¿Malos recuerdos? ¿Inseguridad? ¿Cobardía? Cada vez que veo a las personas ser felices por amor, y las veo enamoradas, pienso en que hace 1 año que yo no lo logro.

Ya me había olvidado completamente lo que se siente cuando alguien te interesa. Cuando sientes que esa persona se ha vuelto especial para ti, y que a pesar de todo es imposible dejar de pensarle. A mí ya no me pasaba. Todo había muerto hace 1 año. Mis recuerdos se mantenían vigentes pero la persona con quien viví aquellos momentos ya se había esfumado de mis pensamientos. Me costó demasiado. Cada vez que me encontraba con amigos del colegio ellos me preguntaban por ella y yo, ocultando mi tristeza, les decía que nuestra relación había terminado. Nunca nadie me creía. Todos pensaban que yo no me separaría nunca de esa persona, que los años que estuvimos juntos bastaba para permanecer unidos, pero todos se equivocaron. Al final todo el esfuerzo y todo el amor se echó a perder por un simple capricho innecesario. Me fue difícil rehacer mi vida. Después de eso no quise enamorarme ni quise saber de nadie por un tiempo. Ahora, después de un año, puedo decir que he superado aquel problema.

Es cierto que no he perdido comunicación con aquella chica, pero nos mantenemos alejados. Ella ya tuvo dos enamoramos desde que terminamos, flacamente no sé cómo lo ha logrado. Yo no pude. ¿O será que no quise enamorarme? Mis amigos dicen que yo guardo la ilusión de volver con ella, pero la verdad es que no quiero nada con ella. El 2010 se terminó y con ello mis pensamientos y el gran amor que le tuve.

Ahora me he vuelto a ilusionar. He vuelto a soñar despierto y ha tener esos instantes en que pienso tanto en alguien que sonrió recordando algún momento juntos. He vuelto a pensar que es posible ser feliz y enamorarme (eso no quiere decir que no soy feliz, pero digamos que no estoy pasando por un buen momento emocional, tampoco quiero decir que necesito de alguien para estar mejor, porque eso me convertiría en un dependiente afectivo, y creo no serlo, o al menos no siempre xD).

No sé si me estoy enamorando, pero pasa que esta niña me esta robando los pensamientos y hace que mi estado de ánimo cambie repentinamente y me tiene como tonto hablando de ella a todo el mundo. Hace que la quiera en secreto y que crezca un cariño especial dentro de mí. No sé a cuantos les pase pero cuando escucho una canción de amor, me pierdo en la historia y siento que ella y yo somos los protagonistas. ¿Me estaré enamorando?

Todo es culpa de febrero. Dicen que es el mes del amor, pero para mi son puras tonterías. El amor no tiene mes, ni día ni nada, tiene momentos. Y es ahí donde se centra la felicidad: en momentos. Yo soy feliz pero no soy feliz siempre. Soy feliz en momentos, aunque por ahora los mejores momentos son cuando veo a esa chica (ver no necesariamente en persona). Sus ojos, sus gestos, su expresión, su forma de reír, en realidad todo, absolutamente todo es perfecto para recordarla con el mismo cariño especial de siempre.

Si ella supiera que la pienso y que me hace feliz cuando sé de ella, de seguro sospecharía que mis sentimientos no son los de un amigo. Creo que es mejor así. No debo apresurarme a nada porque quizá esa desesperación puede costarme caro. No quiero cometer errores como en el pasado ni quiero adelantar algo que está próximo a ocurrir. Como dice Axel en una canción: “si va a ser, será en su momento”.