martes, 24 de enero de 2012

Estos días

El amor, al igual que el trabajo o cualquier otro oficio, tiene problemas y momentos difíciles. Es duro vivirlo. Uno cuando empieza a enamorarse nunca se imagina estar triste o deprimido por causa del amor, pero ya ven, a veces enamorarse también tiene consecuencias.

He dejado de escribir cosas tristes hace demasiado tiempo, creo que no vale la pena hacerlo. Desde hace un año, todo lo que escribo tiene chispazos de alegría o al menos intento hacer historias divertidas. No digo que éste sea un relato depresivo porque no intento ponerme mal, no pienso entristecerme para poder escribir algo conmovedor. No quiero. Dejé de lado ese capricho hace algunos años.

Es solo que necesito escribir, necesito desahogar un 'nosequé' que llevo dentro. No es cólera ni rabia ni dolor, es una sensación irritante, de preocupación, de miedo a perder.

lunes, 23 de enero de 2012

Los lonchecitos de mi abuela

Cuando era niño la vida me parecía perfecta. Era feliz con lo poco que tenía y con los amigos que empezaba a tener. Crecer me parecía muy ajeno y distante, casi imposible. Así pasaron los primeros años de mi vida, sin preocupaciones, sólo quería jugar un ratito más.

Tuve pocos amigos, nunca me gustó coleccionarlos. Tenía una amiga (aún la conservo) nos vemos poco, pero cuando lo hacemos pasamos horas hablando, no nos aburrimos nunca, nos conocemos de toda la vida, ella sabe todo de mí y yo sé toda de ella, aunque quizá no sepa que yo sé todo de ella.

Entre los innumerables recuerdos que tengo, es imposible olvidar mi frazada de los Picapiedras. Tenía matices verdes y abrigada bastante. Siempre estaba calientito cuando me envolvía en ella.

Nunca pensé enamorarme, ese sentimiento lo descubriría recién en el colegio. Las niñas me parecían aburridas y muy lloronas, por eso intenté hacer más amigos hombres que mujeres: porque con ellos podía jugar partido, podía jugar a la guerrita o podíamos hablar de los dibujitos que nos gustaban. De vez en cuando imaginábamos ser uno y nos tirábamos poderes desde lejos y nos disfrazábamos con las cosas que encontrábamos. Una vez me puse el brasier de mi mamá como lentes porque imaginaba que de ahí podían salir dos súper poderes. Una vez ella me descubrió y me dijo: “mi amor, con eso no se juega”, pero yo, siempre ingenuo, le pregunté: “¿mami, porque usas eso, acaso tu pecho es poderoso?” y ella, divertidísima: “claro, mi amor, son poderosamente adictivos, por eso a tu papi le gusta tocarlos”.

lunes, 16 de enero de 2012

El lenguaje del amor

Pedirle a alguien que sea tu novia o tu chica es unaaventura peligrosa, una jugada suicida, un paso mal dado y terminas dinamitado sin opción a reaccionar.Si quieres tener novia debes correr ese riesgo, tú decides, es todo o es nada.

Antes, enamorarse era más difícil que ahora. Antes no habíainternet, si te gustaba alguien pues debías ser hombrecito y decírselo personalmente,tenías que abrirle el corazón para que sepa lo que sientes; en cambio ahora, site gusta alguien, es cuestión de darle ‘like’ a su estado de Facebook ó comentarleen su muro y listo, ella sabrá que le interesas.

De hecho, yo tengo novia gracias a Facebook. Yo era uno deesos ‘frikys’ que andan pegados todo el día a su computadora, fue así que la vi de casualidad. Antes deconocernos en una discoteca como ocurriría meses después, yo ya sabía de ella,ya la había visto por fotos. Facebook me la había presentado.

Me acuerdo que cuando yo era chico y me gustaba alguien, le tenía que escribir cartitas de amor o darlelargas miraditas cuando la veía pasar para que se enterara, ahora sólo basta con enviarle una solicitud de amistad al Facebook y, si ella acepta, podrás verlatodo el día y escribirle por el chat cuantas veces quieras.

jueves, 5 de enero de 2012

La primera vez: El cuartito

Cuando uno empieza a conocer los caminos del sexo y delplacer, muy pocas veces decide regresar; por el contrario, intentamos perdernos para nunca más volver.Uno como persona quiere quedarse allí para siempre y saciar sus “inquietudes”todas las veces posibles. Y si en el camino se encuentra una mujer que compartelos mismos deseos, genial.

Fue así que comenzó. Cuando Camila, mi novia a los 16 años, vivíaen Sol de La Molina apenas teníamos ciertos instantes apasionados. Una vez quese mudó a casa de su abuelita, empezamos hacer el amor con determinadafrecuencia porque teníamos ciertalibertad, nuestras locuras nos llevaron a lugares extremadamente raros, entreellos el cuartito.

El cuartito parecía un almacén, aunque también parecía unbaño. Era un poco de ambas cosas. Ahí dentro guardaban herramientas de recambio,algunas cajas y bolsas; había también un lavadero y un wáter. De vez en cuandoel cuartito estaba remodelado. Alguien entraba y acomodaba todo.