sábado, 26 de junio de 2010

Poema IX

Bajo el cielo turquesa
mis labios dibujan una felicidad inexplicable.

El corazón me palpita de manera sobria
y el juego de extrañarte
es una partida que perderé

Mis ojos atristezados te sueñan
y la soledad no hace más que hablarme de ti

Tantos otoños contigo y sin ti,
desdeñando el tiempo y culpando sus cambios
extrañando tus labios y amándote en silencio

Atrás quedaron los recuerdos
y aquél lejano adiós
tan fugaz, como una tarde de abril

jueves, 17 de junio de 2010

Poema VIII

Quiero apeligrarme en tu presencia,
sentir en tu mirada el cálido beso que tus labios me exoneran.

Recordar en tu voz los jadeos
de un amor entregado a la pasión descontrolada,
como el de ayer, como el de antes,
cuando aún eras mía

Entre valles y sombras navegan los recuerdos imborrables de lo que fue y será,
aquellos que rehusan cobijarse en el fin sobrio de un corazón mudo

La fríaldad de tu áspera indiferencia contrasta el magestuoso recuerdo de mis pensamientos, y tu ingenuidad desdeñable nutre la voluntad improvista de mis ganas de tenerte una vez más

Vete. Largo. Huye con tus miedos.
Desaparece como ayer.
Mantente distante,
pero no del todo,
aún quiero recordarte, mujer ambigua

Mujer de nadie,
esfúmate pronto y vuelve también.
Llega inesperada en una noche de luna
como el cántico de las aves silvestres

Vuelve como la última vez,
como aquella inolvidable noche de abril
donde mis sueños se hicieron realidad

La realidad, de no volver a tenerte
nunca más

miércoles, 9 de junio de 2010

Un suicidio necesario

Hoy le confesé a mi amigo que me está empezando a gustar una chica que no debe gustarme. No es prohibida, pero es ajena. Él me cuestionó e intentó ahondar en el tema, yo no quise ilusionarme con hipotesis porque sabía que no tenían futuro, por eso le dije que buscaría a mi ex enamorada, quizá así pueda quitarme la idea de seguir pensando en la chica que no debe gustarme.

Antes, cuando veía a mi exenamorada, el solo hecho de verla hacía que me olvide de todo, que olvide el asunto por el cual estabamos distanciados o por el cual habíamos terminado. Junto a ella no existía nada,solo ella y yo. Los problemas se disipaban y sentíamos que el mundo solo servía para vivir enamorados y que el destino de ambos era permanecer unidos, por eso quise buscarla, para olvidarme de todo y olvidar que otra chica me está empezando a gustar. Es que soy de corazón vulnerable y me enamoro rápido, es mi gran defecto.

Si me llega a gustar la chica que no debe gustarme, pronto me enamoraré de ella, lo presiento, y si la sigo frecuentando será más fácil aún. Debo evitar verla aunque mi volutad me lo impida. Es una mala idea hacer planes para salir este fin de semana con ella y dos amigos más, debo negarme aunque en realidad sí quiero salir con ellos y verla.

Son las 6 de la tarde y he decidido llamar a Sandra, mi ex enamorada. Me contesta su tía y me dice que no está. Luego prendo mi celular y me percato que tengo un mensaje nuevo. Llamo inmediatamente a la chica que me está empezando a gustar, me contesta otra persona. No logro identificar la voz, seguramente es su mamá o su hermana. Saludo con amabilidad y pregunto por ella. Me la pasan de inmediato sin preguntarme quién soy. La saludo. Le pregunto cómo ha estado, le comento que recibí un sms de su amiga. Ella se rie y yo empiezo a contarle el contenido del mensaje. Reímos juntos. De pronto suena mi celular, veo quién es y me llevo la sorpresa que es mi ex enamorada, le digo a la chica que me está empezado a gustar que luego la llamo, que está sonando mi celular.

- ¿Aló? - digo sorprendido.
- Hola, Eduardo. Llamaste a mi casa, ¿qué paso? - me dice Sandra con su vocesita bondadosa.
-Ah, sí. Me contestó tu tía y me dijo que no estabas, ¿en dónde estabas? - Pregunto curiosamente.
- Por ahí - me dice ocultándome algo.
- Ah ya... Oye, ¿puedo verte? - le pregunto de golpe.
- ¿Para qué? Lo que pasa es que casi no tengo tiempo para nada - responde en tono desinteresado.
- Quería verte - digo desilusionado.
- Es que ando ocupada. Recien acabo de llegar a mi casa y tengo que hacer muchas cosas.
- Oye, un ratito, está sonando mi teléfono - Le digo entrecortando su explicación. Obviamente nadie me llamaba por teléfono, solamente le mentí porque mi mente pensó: es mi oportunidad, está en su casa. Iré de sorpresa.

Me alisté, me peiné y me abrigué demasiado debido al crudo otoño al que está sometida Lima. Salgo de mi casa y me subo a un colectivo. Voy hacia la casa de mi ex enamorada, a casa de Sandrita. Bajo del colectivo y sigo mi marcha a pie. Estoy muy nervioso, la presión se me baja y las manos me tiemblan de una manera espantosa. Busco alguna balada romantica en mi Ipod que vaya acorde con el momento y prendo un cigarro para que me ayuden a aliviar las ancias que tengo por verla.

Toco el timbre de su casa y me contestan de prisa.

- ¿Si? - me dice una voz que no logro reconocer
- ¿Sthefany? - digo pensando que me ha respondido la prima de Sandra.
- ¿Quién eres? - Me pregunta la voz del contestador del timbre.
- Disculpa, ¿está Sandra? - contesto con una pregunta.
- Ella habla, ¿Quién eres?
- Hola, Sandra. Soy Eduardo - el cuerpo me tiembla y el corazón se me acelera, pienso que tal vez es por el frío que hace.
- Ah, espera. Ahí salgo.

A los pocos segundos sale Sandra, mi ex enamorada, la chica a quien tanto amé y creo amar hasta ahora. Me quedo mudo, no sé qué decirle ni cómo saludarla. Viste de forma diferente, está maquillada y con delineados en los ojos que resaltan su mirada. Está espléndida, lúcida, hermosa, aunque más hermosa se le veía cuando era mi enamorada.

Ella me mira enrarecida y se me acerca dándome un besito en la mejía, beso que recibo con mucho agrado porque ya no me pertenecen, ahora esos besos no pueden hospedarse en mis labios como antes, cuando nos amabámos con locura y nuestro amor era lo mejor que teníamos.

- ¿No tienes frío? - pregunto al verla desabrigada.
- No. Es que estoy bailando, por eso no tengo frío. Mi primita se va a probar en un casting y quiere que le enseñe algunos pasos. De hecho no puedo estar mucho tiempo aqui afuera, tengo que practicar con mi prima - Me dice de forma indirecta haciéndome saber que no le puedo quitar mucho tiempo.
- No te preocupes, solo quería verte. Al menos regalame 5 minutos, es que quiero hablar contigo - La comprometo.
-Ya, está bien.

Le digo para sentarnos pero ella no quiere, prefiere mantenerse parada y distante de mí.

- ¿De qué quieres hablar conmigo?
- No sé, ayer te soñé y hoy cuando me llamaste me provoco verte, por eso decidí venir.
- Ah ¿Y cómo haz estado? - Me pregunta cambiándome de tema.
-Bien. Gracias.

Pienso que ella no quiere hablar conmigo. En otros tiempos quizá ella no hubiera sido tan dura cómo lo es ahora, pero en parte era correcto su comportamiento. Ella ya tenía enamorado y no debía tener un acercamiento indevido con su ex, conmigo. Yo soy parte de su pasado y el tiempo para amarnos ya caducó. Ella ahora deja que otro chico la ame como yo la amé. Lo que estoy seguro es que al chico ese le costará
tiempo amarla cómo yo lo hice algún día y, sobre todo, le costará que ella lo ame como me amó a mí.

- ¿Sandra, por qué se terminó lo nuestro?
-Porque nos desinteresamos el uno por el otro, y al final cada uno decidió ir por su propio camino.
- Nuestro amor se desgasto, es verdad.
- Sí...
- Ya no quisimos jugarnozla por nuestro amor y nos distanciamos. Además nos costaba ser felices, nos costaba estar bien.
- Sí... Tienes razón - dice Sandra mirándome a los ojos.
- Dicen que lo que cuesta vale la pena - Digo meláconlico.

Ella se queda callada y pasa un auto por nuestro lado. Siento que toqué su corazón y que aún mis palabras despiertan sentimientos en ella.

- Gracias por venir, haz hecho un bien para los dos. La verdad no sabía cómo iba a reaccionar ni qué iba a sentir cuando te viera. Pero estoy normal, no siento nada. Pensé que iba a ser distinto.
- Sí, yo tambíèn. Pensé que nos veríamos de casualidad por la calle o algo parecido - digo, fingiendo tener el corazón roto por sus palabras.

Ahora comprendo que mi visita solo sirvió para provocar lo evidente: que ella me parta el corazón y así, de alguna manera, olvidarme de la chica que me está empezando a gustar. Ahora sé que los próximos días pensaré en esta conversación y mantendré mi mente ocupada pensando en que los errores que cometió Sandra y mis miedos terminaron por separarnos. Ella piensa que la última pelea que tuvimos fue por mi culpa, yo creo que fue error de ambos. Pero, qué importa eso ahora, cuando existe amor y errores, siempre se busca soluciones. Nosotros preferimos alejarnos y darle tregua a un fin inesperado, al fin de nuestra historia de amor.

Sandrita y yo enmudecemos y solo nos miramos mientras el mundo gira al nuestro alrededor.

- ¿Eres bisexual? - me pregunta irónicamente.
- "Soy lo que quieras que sea, si eso me permite amarte" - pienso en silencio, luego le digo - No, nada que ver, ¿por qué la pregunta?
- Tienes cara - dice y suelta una carcajada. Sonreímos y disfruto el momento. "Hace mucho que no reímos juntos. Había olvidado que amo
su sonrisa"
- pienso.
- Sabes, también vine porque he dejado de escribir, y sé que el verte, me provocará escribir.
- Es que yo era tu musa inspiradora - dice airosa.

Me río ligeramente y pienso que tiene razón.

- Sí, es verdad. Sabes que el blog que tengo lo cree para escribirte. Además a ti te gustaba que te escriba y te gustaba ser protagonista de mis breves historias de amor. Te gustaba que todos se enteren que te amaba - manifiesto perdiéndome en su mirar. Ella se siente adulada y me mira con dulzura.

Decido mascharme. Le digo que se cuide mucho, que no le robo más su tiempo, de seguro su primita le está esperando anciosa por aprender nuevos pasos de baile.

- Okay, está bien, tú también cuidate mucho - se despide - te va a doler caminar hasta el paradero, siempre te quejabas - añade.
-Me duele más despedirme de ti.

Nos damos besito como amigos y ella entra a su casa deprisa. Yo camino unos metros y decido ir a la laguna que alguna vez visité con ella. Aquella laguna está muy cerca de su casa, incluso desde su terraza se puede observar la belleza de aquel panorama natural. Llego a la laguna y meto mi mano al bolsillo de mi blue jean y saco un cigarrillo. Lo prendo y camino pensando: "Hace mucho que no venía a verte, las veces que lo hacía era cuando aún era enamorado de Sandrita. Yo bajaba y te contaba de mi relación con ella, tú me escuchabas en silencio y tu espléndido paisaje me susurraba que ella y yo éramos una de tus parejas favoritas, que te gustaba vernos caminar cogidos de la mano y disfrutabas cuando ella me miraba con sus ojitos llenos de amor. Expresabamos ternura. Fuiste testigo de nuestros innumerables besos que solían terminar en un te amo cariñoso y eterno. Ahora simplemente vengo a despedirme, quiero que acompañes a Sandrita en sus momentos tristes, que cuando ella te vea desde su terraza y me recuerde por
casualidad, le hables de mí y de nuestro amor, que le hagas saber que la amé sobre todas la cosas y que nunca me di por vencido, solo que la última vez que nos peleamos la puse a prueba, quise saber si había aprendido el valor de cuidar nuestro amor, y quise saber si podía sola, como yo incontables veces lo hice. Quise que me convensa que valía la pena estar juntos. Fue una oportunidad que no supo aprovechar, siempre le dije que yo luchaba solo por lo nuestro y quise saber si ella podía remar contra la corriente. No pudo, y se dio por vencida. Qué pena. Esta visita fue como la llegada de la primavera que nunca hizo florecer aquella rosa marchita.
Por último, hazle saber que el mayor regalo que recibí en mi cumpleaños fueron aquellas dos palabras que sus labios pronunciaron al despedirse: te amo. Es el mejor detalle que pudo hacer por mí, lástima que lo hizo en el epílogo de nuestro amor"
- digo despidiéndome mentalmente de la laguna.