martes, 13 de septiembre de 2011

Un poco de mí: No soy lo que parezco, soy peor...

Este es el vídeo de un álbum de fotos que he hecho a través de Flickr. Muchas de las fotos de aquí son las que están en mi Facebook. En algunas salgo con Ale, mi chica, y en otras demuestro en imágenes lo infantil que puedo ser a veces.


lunes, 12 de septiembre de 2011

Tápale la boca a tu amiguita

Mi amigo Guillermo me pide que le acompañe a la casa de su amiga. Yo me rehúso pero al final acepto. Soy un cojudo por acompañar a las personas a lugares donde sé que me aburriré. Será un lugar incómodo, presiento. No sé qué haré allí.

Su amiga es extraña, un poco fría e indiferente. Nos recibe con fastidio, creo que le incomoda mi presencia. Vive sola y tiene un departamento grande, amplio, muy amplio. Coquetea con Guillermo y le habla entre risitas cómplices. A simple vista uno puede sospechar que hay algo entre ellos.

Al rato, ambos me dejan solo y se van a conversar al patio. La chica me trae su lap top para escribir (no sabe que escribiré sobre ella).

Mientras conversa con mi amigo y escucho a lo lejos risitas y cuchicheos entre los dos, yo escribo sofocado por el ardor de la incomodidad. Escribo sin control intentando descargar mi rabia por ser tan idiota - debería estar en mi casa echado en mi cama leyendo o durmiendo, no en una casa ajena escribiendo sentado al lado de un cigarrillo que me hace miraditas porque sabe que no lo puedo fumar -.

lunes, 5 de septiembre de 2011

El fracasado que vive en mí

Es jodido llegar a esta edad. Es jodido porque a veces la vida parece difícil. En realidad es muy difícil. Uno se mata la cabeza pensando qué estudiar, qué carrera elegir o qué hacer una vez acabado el colegio.

Uno tiene que lidiar con los problemas familiares y problemas económicos que a esta edad se vuelven muy básicos. Me llega ser dependiente. Quiero independizarme. Quiero valerme por mi mismo. Quiero sentir que lo que vivo es mi vida y no lo que me impone el resto.

Desde chiquito tuve problemas para elegir mi propia vida, siempre la eligieron por mí, ahora me cuesta sostenerme. Soy demasiado débil. En el colegio me comporté muy relajado. Fui descuidándome en los estudios y sólo leía lo que me interesaba leer. Aprendía por mi cuenta. Leía libros de historia universal cuando tenía que estudiar para matemática. Leía novelas de amor en vez de estudiar para lenguaje. Nunca me gustó estudiar. Me apetecía más aprender pero por mi cuenta.

He sido muy egoísta, lo sé, pero nunca me gustó que impongan deberes en mí. Ahora me cuesta aceptarlo. Sufro mucho por este problema. Veo mi futuro con mucho incierto. No sé qué será de mi vida en algunos años. Tengo tantos sueños que cumplir y aún no sé qué espero para realizarlos.

Hay una canción que explica mucho lo que hice en el colegio, la letra se refiere una respuesta que se le da a la profesora:

Yo seré sincero: prefiero hacer mis letras
Que gastar en su clase mis lapiceros…


Esto demuestra, simplemente, el rencor que me consumió los últimos años que estuve en el colegio, pues nunca hacía caso a nadie, sólo escribía en mi cuaderno cosas irrelevantes, poco importantes.

Hacía la tarea cuando me daba la gana. Incluso, alguna vez en clase de matemática, la profesora empezó a repartir los exámenes, pero cuando llegó a mi pupitre me preguntó si es que yo iba a dar mi examen. Obviamente la miré y le dije que no. (Eso no quiere decir que yo haya sido malcriado, sino que no me apetecía darlo. Prefería escribir en mi cuaderno que estar resolviendo problemas numéricos).


Y así fue pasando mi vida. Limitándome a resolver ejercicios y hacer lo que me da la gana: escribir. Cada día que pasa me convenzo más que nunca seré el escritor que quiero ser. Nunca seré si quiera la persona que alguna vez soñé. Llámenme conformista o perdedor si quieren, pero mis continuos miedos me hacen pensar eso.

Vuelvo a repetir, veo mi futuro con mucho incierto. No sé cómo hacer para lograr todo lo que tengo en mente. Me aturdo. Me quiebra la idea de ser un pobre diablo que se sumerge en sus libros para escapar de su realidad cuando se siente mal.

Yo no sé cuánto tiempo tenga que pasar, pero por ahora, me siento incompetente y pusilánime. Un chico de lo más infeliz. Escribo de manera desesperada para desquitarme de todo el mal sabor que me deja la duda y el miedo. Es el mismo miedo que sufren muchas personas de mi edad, el mismo miedo que padecen los jóvenes de mi tiempo, y, probablemente, de todos los tiempos. Mis papás piensan que soy un buen hijo, pero están equivocados.

Estudio comunicaciones y a veces no sé qué tanto me servirá. Hace algunos años, cuando aún era niño, yo quería ser arqueólogo, filósofo, científico o al menos conservaba la esperanza de estudiar literatura. Mi mamá siempre pensó que yo no servía para ingresar a una universidad nacional porque durante la secundaria le demostré que no podía, por eso me matriculó en un instituto particular; claro, con el fin de convalidarlo luego en la universidad. Ahora no sé si quiero convalidarlo. Quiero trabajar y librarme del apoyo de mis padres. Que ellos disfruten su dinero y se olviden de mí. Yo podré arreglarme por mi cuenta, aunque no estoy seguro de eso, pero es lo que más deseo.

A veces carezco de ideas. Me refugio en mis libros pensando que así todo estará bien. Los libros que leo a veces me parecen literatura barata, aunque la única literatura barata que conozco son las cosas que escribo. Tengo el alma rencorosa llena de dolor. Un dolor que no sé por qué se origina. Quizá por el temor a fracasar. No me importaría fracasar, lo que me aturde es ser un fracasado.