viernes, 15 de octubre de 2010

Para la monga más dulce del mundo

Esta es una post muy especial, va dedicado a una persona encantadora que supo soportarme un tiempo breve que pareció una eternidad. Sí, una eternidad llena de momentos inolvidables que quizá, algún día, pueda contar con detalles específicos.
Llevo un par de días sin ella, y siento que todo anda mal entre nosotros. Ella se comporta de forma indiferente e intenta manifestarme su rencor y desprecio aunque no lo logre, pues yo sé que ella no me desprecia ni me odia, al menos no del todo. Ante sus ojos soy un oportunista que desaprovechó la oportunidad de ser feliz, y tiene razón, perdí mucho al alejarme de ella, pero mi decisión fue tomada por motivos que ahora explicaré.
Rozalyn, su nombre ha alborotado mi mente estos últimos meses. Ha llenado de ternura mi vida. Supo comprender mi conducta inconsistente y me apoyó en lo que pudo, aunque para ella yo sea un canalla que le paga con traición. Ella era mi chica, mi enamorada, la mujer que a base de cariño me supo conquistar. La última vez que nos vimos, tomé una decisión muy apresurada y me atreví a confesarle mis sentimientos. Le dije que no me sentía enamorado, que he intentado enamorarme pero no he podido, le expliqué que yo no mando en el corazón, que si fuese así me hubiese encantado enamorarme de ella. Pero ella no me entendió, echó a llorar y me miraba con tristeza, con los ojos humedecidos de llanto como reclamándome por el amor que me brindó.

- ¿Estás enamorada de mí? – Le pregunté con frialdad.
- Un poco – me respondió, muy tímida, como sospechando una mala noticia.
- No te quiero mentir, es mejor decirte esto de una vez antes que siga pasando más tiempo - dramaticé
- Qué cosa mongo, dime
- Es que siento que no estoy enamorado. Sí te quiero, te quiero muchísimo, pero no me siento enamorado. No creo ser capaz de quererte como tú esperas que lo haga. No puedo – dije con voz suave, como disculpándome – He intentado enamorarme de ti, pero he fracasado, y es mejor que sepas esto de una vez porque no quiero ser un cobarde mentiroso. No es justo que tú me quieras como lo haces mientras yo juego al confundido.

Ella me miraba en silencio, escuchando mis palabras que eran como puñaladas que desgarraban su alma. Yo me sentía una persona descorazonada, muy estúpido, muy incapaz e inútil por hacer sentir mal a la chica que me abrió el corazón para llenarme de cariño. El silencio dividía nuestros mundos y yo observaba desde lejos cómo su mundo se desplomaba. Intenté consolarla y abrazarla pero ella no me lo permitía, me rechazaba una y mil veces, era yo un traidor que la había defraudado. El ambiente se tornaba insoportable, hostil. Yo me permití algunas ironías para aliviar su tristeza.

- No llores, si quieres méteme un lapo para que te desquites, pero no llores, no me gusta verte así. – Le dije, cariñoso.


Ella permanecía callada, como ausente. Luego añadí.

- Oye, abotónate un poquito tu blusa, se te ve las tetas.

Ella sonrió ligeramente, como orgullosa de que le vean sus senos. Yo no sabía qué hacer, quería abrazarla y decirle que me perdone, que no era mi intención lastimarla, pero el daño ya estaba hecho y no podía dar marcha atrás, no podía decirle: oye, por si acaso lo que te dije fue de broma, si estoy enamorado de ti. No podía jugar en ese momento de seriedad, tampoco podía comportarme como un niñito inmaduro que miente por lástima. Era mejor decirle la verdad aunque le duela, no podía callar algo tan importante, ella no se lo merecía, por eso lo hice, porque ella es tan importante para mí que no le puedo ocultar nada, ni mis sentimientos. Ella me abrió el corazón y me hizo vivir momentos de amor, de ternura, de pasión, de locura, y en honor a esos momentos, debía ser sincero. Parte del amor es alejarse de la persona a quien quieres por su felicidad, es algo que ella no entiende. Ella podrá ser más feliz sin mí, estoy seguro. Yo quisiera hacerla inmensamente feliz, lo intenté, pero no pude, por eso me alejo, para dejarle el camino libre y dejar de ser una carga para su corazón.

Antes de despedirnos, me acerqué para abrazarla y sentirla cerca, sentir su fragancia de mujer y conservarla en mis mejores recuerdos, pero ella no me lo permitió, me empujó bruscamente y yo me puse triste. No entendía por qué actuaba de esa forma tan cruel, quizá yo merecía lo peor del mundo, pero no su desprecio, solo quería hacerle entender que pese a no estar enamorado de ella sí la quiero, y la quiero demasiado, pero ella no lo entendía, me veía como un enemigo que intenta hacerle daño, y no era así, yo la quiero de verdad. Que lastima que hayamos terminado mal. Yo nunca quise que me odie, no quise su desprecio, solo la quise a ella y quería hacerla feliz, no pude y me arrepiento, me arrepiento del tiempo que le quité y del final que le regalé. Lo siento, lo siento de verdad Rozalyn Medina, lo siento por quererte como te quiero y por alejarme de ti. Discúlpame, y espero que algún día me puedas comprender.

2 comentarios:

Joe dijo...

A veces ese rechazo es la mejor manera que tiene uno para que duela menos...
Muy lindo blog, un beso.
joe

Muffinzita dijo...

no no no tu muy mal yo entiendo a Rozalyn... xq los hombres son tan malos.. jamas lo entendere...

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