viernes, 22 de octubre de 2010

Poema XIII

El futuro me parece tan incierto como el desarrollo de este poema.
No tengo ideas, sueños, mucho menos interés por seguir de pie.
Siento frío y me siento austero.
Siento que soy un ermitaño de suprema incapacidad.
Deambulo sin rumbo y me pierdo en el sabor de mis pensamientos que yacen ya sin sabor.

Es de noche, y el día fue tan fugaz como el suspiro de los enamorados, como el mío antes de perder el amor imperdible que albergo en mi corazón.
¿Soñar? Me es tan ajeno a veces.
He dejado de soñar.

Si pudiera siquiera saber lo que me espera, estoy seguro que detendría mi andar, pero el tiempo pasa y me es improbable detenerlo.
A veces solo huyo, y huyo en los escritos que afiebrado intento crear sin tener un fin exacto.
Si mi futuro dependiera de mi intuición entonces escribía sin cesar, pero como de sueños no se vive, solo me limito a vivir esta vida ya sin vida.

Aliviaría mi sedienta ambición si pudiera tener una motivación, motivación que surge y se adhiere a una crónica evaluada como decepcionante ante la intriga del lector que no se atreve a leer mis líneas y que, sin embargo, me critica.

Mezquindad y abulia empozados en mi alma es el refugio donde decaigo en días como hoy, donde el silencio se hace eterno y la soledad una constante intolerable.
Baldíos de placer es lo que me obsequia el cuerpo de una dama de comportamiento anómalo que infringe seducción con sus deseos pecaminosos. Menudo ofrecimiento la suya y obstinada aceptación la mía.

Con los días, sabré si mi prematura exigencia literaria tendrá frutos, y si ha de ser una respuesta inesperada, solo será la repercusión de lo evidente.

1 comentarios:

Rozhaa dijo...

No tenias qe nombre ponerle nop? (:
Monwoo

Publicar un comentario