lunes, 24 de agosto de 2009

El tiempo, el amor y nuestros pensamientos...

Tu actitud me da risa, cólera y me llena de mierda. Créeme que no trato de buscar un culpable, pues sería tonto hacerlo, es simplemente la inconformidad de sentir el infortunio de los días.

Para comenzar, te quejas de que no te mande mensajes de texto a tu móvil. Déjame decirte que sí te mandaba mensajes del Internet, solamente que no te llegaban por alguna razón que desconozco. Siempre me salía una advertencia señalándome que tú ya habías recibido el límite permitido de mensajes, y eso no era culpa mía o ¿si?

Hay un ligero detalle en todo este asunto. Hoy, al escribirte, me llevé la sorpresa de que por fin se pudo mandar un sms, después de tanto insistir, se pudo, lo malo es que sospecho que es demasiado tarde. Te mandé uno que decía jdgykfdhgjh o algo así, es que ya me había cansado de escribir cosas bonitas y que no te llegasen. Juro y admito que, pensé que recibías mensajes de otras personas y por eso no podía mandarte sms, pero como tú me dices que no recibías nada, y yo te creo, y prefiero pensar que es un error del sistema o cualquier excusa que no llene mi tonta cabeza de pensamientos torcidos porque me hacen daño.

Te quejas también de que no te llame por teléfono, ay Sandra, Sandra, Sandra… si no te llamaba es porque no sabía cuando estarías en casa, cada vez que preguntaba por ti me decían que no estabas, hay testigos de eso, pregúntale a tus primas si quieres, pero creo que la opinión de ellas no importa ahora, porque los hechos hablan por si solos, y supongo que debiste haber pensado “ese imbécil no me llama ni quiere saber como estoy ni nada, fácil y le doy igual” pensamiento que me daría risa, pues no es así. Intenté de muchas formas, tal vez no las suficientes, comunicarme contigo, porque quizás así no me sentiría tan solo como he estado, tal vez así tu vocecita alivie tu ausencia y me haga recordar que tengo que ser fuerte y seguir en mi lucha con el tiempo, pero no, como a ti no te llegaba nada de mí en absoluto, pensabas que yo era un maldito a quién no le interesa nada, mucho menos tú.

Por último, y el más tonto creo yo, esperabas oír de mi sórdida voz una dulce palabra de amor, un te amo si quiera, pero no, Eduardo, el infeliz, el que no demuestra su amor, el frío, ese a quién tienes como enamorado y que sueña con ser un gran escritor, no daba señales de vida y por eso, según tú, no te amaba. Sé que oír esas palabritas de amor, un te amo, un te extraño, un me haces falta, son suficientes para aliviar el alma de los enamorados, pero como yo no lo hacía era un desgraciado. ¡Qué mezquina serías conmigo¡ en fin, cúlpame si quieres, pero eso no descarta que la dueña de mi amor seas tú, y así pienses cosas dementes y me digas “putamare ya fue/ putamare me llegas/ putamare, putamare, putamare, y te quejes con tus putamares” igualito te voy amar, así me condenes por no comunicarme contigo, por ausentarme, por permanecer alejado debido al destino que siempre nos tiene así, porque nuestros problemas se producen de un maldito distanciamiento.

Quiero aprovechar este escrito para contarte que anoche te soñé, no fue un sueño como tantos otros. Fue un sueño horrible, casi inverosímil, de ficción. Sonará tonto y medio cabrón pero abusaste de mi ingenuidad y me pintaste la cara con el sarcasmo de tus actos. Me fuiste infiel. En aquel sueño te marchaste de mi lado sin decir adiós y sin darme una explicación, solo te fuiste y ya. Te fuiste ilusionada de otra persona, según tú estabas enamorada. Yo solo reía, disfrutaba porque sabía que no serías feliz, que extrañarías mis formas raras de demostrar mi amor, que extrañarías mi actitud estúpida, esa que te hace renegar a cada rato, porque sabía que él no te amaría de la forma como lo hago yo, o al menos quería pensar eso para que me sirva de consuelo y no muera ahogado por la soledad de la realidad, en mis sueños claro está. Pero qué importa, es simplemente un tonto sueño, no, no, no, una pesadilla para ser más exacto.

Al principio tenía en mente desafiar tu valentía, pero ya se me fue las ganas, incluso me siento mejor pues te estoy escribiendo, pero de todos modos te lo haré saber: Hace unos días me dijiste que darnos tiempo sería una buena opción, yo creí, y creo, que es una mala opción, creo que es más fácil terminar, porque cuando las parejas se dan tiempo es para sufrir más, y yo no quiero eso. En cambio si las parejas terminan el dolor se va de golpe, pero tampoco quiero terminar. No sé por qué me hago tanto problema con desafiarte, me da un miedo atroz, lo admito.

No quiero tener malos pensamientos porque me hace sentir mal. Solo quiero saber por qué me pediste tiempo, o por qué deberíamos dárnoslo. El día que me lo propusiste no te tomé mucha atención ni quise pararte bola con ese tema porque sabía que lo decías sencillamente por tu actitud embroncada, por eso escribiste por el Messenger lo primero que creías correcto. Aunque siendo sincero, me dejaste pensando con esa proposición, yo no necesito tiempo porque no me hace falta, ya he perdido demasiado tiempo lejos de ti como para pensar en darme un tiempo más, así que paso, pero quiero saber tu opinión, quiero saber por qué me dijiste eso, crees que es lo mejor, y si es así, quiero saber el por qué.

Otra cosa, si me quieres pedir tiempo, no me lo digas por Internet.

Así como siempre arreglamos los problemas en persona, quiero que todo me lo digas en persona, haber si así te crees tan valiente. Sé que te costará, pues cuando estamos cerquita todo se va, todo se disipa, todo termina, y solo pensamos en amarnos. Si te crees la muy rígida y muy sabía en sus decisiones, pues hazlo, dime lo que tengas que decirme pero en mi cara, sino, no me digas tonterías impulsivas que no van contigo, solo dedícate a amarme, que yo haré lo mismo…

0 comentarios:

Publicar un comentario